Y es que este nuevo mundo que estamos construyendo entre todos está afirmando el nuevo tipo de consumidor alimentario.
Un consumidor que no solo se preocupa de el alimento en sí o de lo «bonito» que esté el envase que lo contiene.
No este nuevo consumidor se fija en los
ideales, la
ética y la forma de tratar el producto, la materia prima e incluso como llevan el negocio o que medidas toma la empresa con el
medio ambiente.
Con hábitos de consumo sostenibles este nuevo cliente sobre todo tiene en cuenta los valores ecológicos de la empresa a la que va a comprar.
Ciertamente es a través del packaging que el consumidor puede apreciar todos estos valores de la empresa, el envase toma relevancia a la hora de divulgar la conciencia sostenible de nuestra empresa.